Jamás pensé que iba a volver a escribir sobre música, pero aquí estamos: llevo unos días dándole vueltas a Iconoclasts, el nuevo disco de Anna Von Hausswolff, y quería poner en algún sitio los pensamientos que me está generando. Hace años escribía este tipo de textos en SuicideByStar, pero cambiamos la web para albergar solo podcasts, así que voy a aprovechar este espacio, que para algo lo monté.

Anna es una artista que me gusta mucho, he seguido toda su carrera con atención y la he visto en directo siempre que he podido, por lo que me sorprendió lo irritante que me estaba resultando este último trabajo: siempre ha sido una autora intensa que busca la catarsis del oyente, pero aquí se nota forzada, con Anna cantando medio a gritos desde el minuto uno y liberando una tensión que en ningún momento ha construido. Pensé que a lo mejor la escucha me había pillado en mal día, pero no; me puse a hacer un deep dive de su discografía y obras como The Miraculous o Dead Magic me siguen emocionando. De darle vueltas al asunto me han surgido una serie de pensamientos:

  • Una cosa obvia: hay que saber cocinar un buen momento catártico. Si uno empieza con la intensidad al 10, es imposible subirla al 11 y te va a quedar un tema insoportable.
  • El exceso de catarsis, emotividad y derivados agota. Creo que la intención de este Iconoclasts es trasladar y potenciar un momento que en su directo resulta muy poderoso: en cierto punto la artista baja entre el público para culminar un tema especialmente intenso (perdón, soy un desastre para identificar canciones) y verdaderamente sobrecoge oírla cantar tan alto y tan cerca de ti. No ocurre lo mismo cuando lo oyes en estudio y ella se tira gritando durante 3 o 4 temas seguidos.
  • La importancia de cómo estructurar los discos: toda la intensidad se concentra en la primera mitad, haciendo que como oyente llegue absolutamente agotado a la segunda (que, irónicamente, es mucho mejor que la primera). Es un poco raro estos problemas en una persona que tan bien ha sabido gestionar estas dinámicas hasta el momento… ¿Puede ser para complacer a las plataformas de streaming? Como dice este artículo de The Verge, las canciones son cada vez más cortas y no se pueden permitir desarrollos porque los oyentes se aburren y el posicionamiento de lxs artistas se resiente.
  • Hablando de complacer: puedo entender la colaboración de Anna con Ethel Cain (la primera puede ganar oyentes por aparecer en This is Ethel Cain y la segunda gana street creds). ¿Pero la de Iggy Pop? ¿Qué deuda extraña se está saldando aquí?

Es curioso cómo un disco que posiblemente no vaya a volver a ponerme jamás me ha motivado a escribir sobre música otra vez, pero como dice Alan Moore, se puede aprender mucho escuchando música terrible.